Han pasado meses desde que el fantasma de Anna Korlov desapareciera tras una puerta que conducía al infierno, pero el joven cazador de fantasmas Cassio Lovewood no puede olvidarla. Para él ninguna de las chicas vivas que lo rodean puede compararse con Anna.

    Además, como si tratara de buscar su ayuda, Anna se le aparece continuamente, a veces en sueños, a veces cuando está despierto. Cas siente que algo no va bien: cada vez que la ve, ella está más desgarrada y torturada...

    Nadie sabe qué le ocurrió a Anna cuando desapareció tras aquella puerta, cuando se adentró en el infierno para salvar la vida de Cassio. Y ahora él no descansará hasta averiguarlo; ha llegado el momento de que sea Cas quien salve a Anna.

 

    Nos encontramos ahora con la secuela de Anna vestida de sangre  traída de igual manera por Kendare Blake, se centra en la historia meses después de lo acontecido en la casa de Anna Korlov y como ella victoriosamente ganó una batalla infernal, o eso parecía ser hasta que múltiples apariciones le hacen ver a Cassio que algo malo ocurre con su Novia fantasma (o ex novia, como gusten verlo).

    La narración se mantiene al igual que el anterior, ergo, la historia deja mucho que desear (si eres un lector exigente), la trama se mantiene en un eje sencillo y sin giros importantes, lo sustancioso de esta segunda parte se encuentra en sus últimas páginas, lo cual deja con una sensación de un desarrollo más explícito al deseado reencuentro de nuestros dos protagonistas, cabe señalar que el avance es lento y tedioso hasta la primera parte del libro.

    Con relación a los personajes, se mantienen algunos en el estándar mientras que otros bajan un poco la expectativa alta que tiene el lector, en el caso de Teseo deja mucha la gallardía que lo caracterizaba en la primera entrega, nuestra querida Anna y sus pocas apariciones a lo largo de la trama se mantienen pero es deseable para uno que su incursión en la historia fuese mayor, ahora los personajes secundarios como Thomas y Carmel salen a relucir, tanto por su manera de dar soporte al protagonista y del cómo en cierto momento ellos se llevan ese papel.

    Lo rescatable de esta segunda aparte es que puede reflejar el proceso de un duelo, y no solamente de la muerte de un ser querido, sino de cualquier ruptura de algo importante en nuestra vida; el hecho de que muchos de nosotros tenemos la duda de que será de nosotros y de los que amamos después de la muerte ¿a dónde vamos? ¿qué será de nosotros? pero sobre todo ¿estamos dispuestos a decir adiós en cualquier momento? todo ello reflejado en Teseo y su necesidad de saber de Anna aún después de tan trágico desenlace, y del cómo su encuentro no solo le da paz a nuestros protagonistas, sino que muestra que realmente muchos tienen ese deseo, de un último adiós sabiendo que es un adiós.